Letra “tanguera” en la cola del “MAS Y MAS”

“la indiferencia del mundo
que es sordo y es mudo
recién sentirás…”
Yira de Gardel

El supermercado donde voy a diario desde hace más de quince años está en la Carretera de la Costa , a doscientos metros escasos de mi casa , y ha pasado de mano en mano , ahora la cadena que lo tiene se llama “Más y Más”, son majetes esa es la verdad y casi todos sus clientes son viejecitos jubilados: unos andan cortos de pecunio, otros cortos de vista, los más cortos de fuerzas, con deciros que yo, a pesar de mis años, me siento allí “niña del jardín de infancia”

(Por cierto aún no os he dicho que vivo en Gijón una preciosa ciudad costera del norte de España.)

Lo más importante del súper es la cola para pagar – larga, infinita- yo siempre aprovecho para hacer en ella mi buena acción del día _ solamente una, no se vayan a creer- generalmente se reduce a dejar pasar a alguien con menos compra que yo, pero hoy … hoy me sentí mal de verdad y me dio una rabia tremenda ser parte de la generalidad de los seres humanos…

Cuando estaba a punto de tocarme llegar a la cajera unos gritos, gemidos desgarradores, rompieron el aire, miré hacia atrás y había una niña de unos doce años – la edad de mi nieta mayor- en una silla de ruedas ( parecía tener parálisis cerebral), lloraba de una manera descontrolada y nadie le hacía caso, a mi se me puso un nudo en la garganta y me acerqué a ella:
-No llores cielo, preciosa, mira que eres guapa ( era guapa de verdad), no llores tranquila…
Me miró a través de unas bonitas gafas de colores, de medio lado , con recelo , y volvió a gemir y llorar.
Levanté la mirada pero a nadie parecía interesarle, ni siquiera a la persona que empujaba la silla de ruedas, me entro furia , tuve la impresión de que solamente “ella y yo “ éramos allí seres humanos.

Volví a acariciarle, hablarle quedito con palabras suaves y dulces, ella terminó sonriéndome y entonces le dije al oído:
-Cuando tengas ganas de llorar piensa que yo te quiero.

Había interferido en el buen funcionamiento de la cola, me habían abucheado por hacerles perder unos preciosos “tres minutos”, pero yo me sentí GENIAL…
Son las cosas que pasan en mi barrio y en el tuyo , seguro, pero en ocasiones se te encoge el alma al ver “la indiferencia del mundo” como cantaba Gardel en Yira , que , por cierto, era el tango preferido de mi padre…

Si pasan más cosas os las contaré, le estoy tomando gusto y pulso al barrio…

Lola Bertrand 31-8-2006