CUDILLERO

Lo que cuento de Cudillero me sale de dentro, no son palabras escritas en una guía turística.
Lo que más sorprende al turista es la belleza de su trazado: las casa cuelgan de la montaña al borde del mar. Es una villa turística en estos días , como muchos de los puertos pesqueros que jalonan la costa asturiana.
Sus casitas de colores son una alegría para los ojos del viajero que llega hasta aquí. Los alrededores son magníficas atalayas para los ojos del visitante. Tanto hacia el mar , como hacia la montaña las pupilas pueden llenarse de los colores que les brinda el paisaje.
La gastronomía entra dentro de lo exquisito en cuanto a los regalos que el mar puede dejar en nuestras mesas. Las calles, estrechas y empinadas , invitan a explorarlas y perderse en ellas.
A mí me gusta Cudillero, cada año trato de visitarlo al menos una vez, y puedo asegurarles que siempre descubro algún nuevo aliciente para volver…
¿Y si nos encontráramos en una de sus esquinas…?

Lola Bertrand